Para quien no lo sepa, Tekken es una saga de juego de luchas en 3D alrededor de una familia, los Mishima, encabezada por Heihachi el abuelo peleón, a cada cual con peinado más ridículo y aspiraciones más ridículas aún para controlar la empresa familiar, la Mishima Zaibatsu. También hay otros personajes, pero son para rellenar y que no te quedes solo con tres o cuatro (dependiendo del juego) maromos partiéndose la boca unos a otros.
(Sí, en realidad es más complejo que todo esto, los personajes de relleno no son tan de relleno, no todas las historias son ridículas… ¡no uséis la realidad para reventarme los chistes!)
Nunca he sido un gran fan de la saga, pero reconozco sus méritos. Ha sabido crear unos personajes reconocibles (aunque solo sean por sus peinados ridículos, por su capoeira a base de aporrear botones o por ser osos, dinosaurios o canguros), los juegos son divertidos (especialmente Tekken 3 y Tekken Tag Tournament 2) y han sabido mantener el tipo durante mucho tiempo.
Y es que en los 90, Tekken alcanzó gran popularidad, siendo el rival más directo de Virtua Fighter en la lucha 3D. Era como Capcom y SNK, solo que con monigotes poligonales. Y ambas sagas, Virtua Fighter y Tekken, tuvieron sus adaptaciones a anime en aquella década. En ambos casos, curiosamente, aparte de su mediocridad, comparten que aglutinan el material de los dos primeros juegos de sus respectivas sagas, aun cuando sus terceras partes estaban a punto de salir o ya se encontraban en los arcades.
Por cierto, esta será la primera de tres críticas que voy a hacer con respecto a las adaptaciones que ha tenido Tekken (este anime, la película de imagen real y el largo en CGI que es canon en la historia de Tekken). Y no, el hecho de que me esté echando unos vicios al Tekken Tag Tournament 2 no tiene nada que ver. Bueno, sí, influye mucho.
A lo que vamos: 1998, la ¿película? se estrena… Bueno, digo ¿película?, así, con interrogaciones, porque en realidad son dos OVAs pegadas una tras otra. De ahí que dure apenas una hora. Aunque para no hartaros, queridos lectores, desistiré de seguir poniendo las interrogaciones.

La portada no inspira confianza, lo sé. Pero tranquilos, en la película el diseño no se ve tan lamentable (pero no mejora tampoco tanto)
Comenzamos adaptando una de las historias más conocidas dentro de este universo: cómo Heihachi Mishima, señor de peinado ridículo y cejas descomunales, lanza a su hijo Kazuya (se nota que es su hijo, las cejas lo delatan) por un precipicio, a ver si se vuelve un hombre y deja de mariposear con esa niña amante de los animales, esa tal Jun Kazama.
Ya empezamos a apreciar que la película es un tanto limitada en el aspecto gráfico. Aunque no llegan al horror de la portada que os he puesto, los diseños son demasiado débiles, por así decirlo, a pesar de estar tomando a personajes muy característicos. Y eso duele sobre todo con un personaje como es Heihachi, no puedes evitar ver en él a un personaje genérico en vez de al carismático abuelo cabrón de los juegos. Por supuesto, la animación tampoco es para tirar cohetes, es de ‘anime genérico de los 90′.

Como se puede apreciar, las cejas kilométricas son tan parte de los Mishima como ese gen demoníaco del que hablan en los juegos.
Damos un salto varios años en el futuro y nos encontramos con Jun adulta tras haber sufrido una pesadilla. Jun, aparte de tener continuos ‘malos presentimientos’, trabaja para la agencia WWWC, que está investigando las actividades de la Mishima Zaibatsu, la corporación de Heihachi, y sus planes de crear armas biológicas a través de la ingeniería genética. En aquella época la ingeniería genética estaba en boca de todos, incluso en la de Spielberg, así que ¿qué nos íbamos a esperar con ese topicazo tan noventero?
Como cada año Heihachi organiza el torneo del Puño de Hierro (Tekken), al más puro estilo Operación Dragón (isla apartada de la mano de Diox, invitaciones contadas con los dedos de una mano, patrocinador conocido pero que se deja ver poco… ¡lo tiene todo!) y es la oportunidad perfecta para investigar las actividades de la Mishima Zaibatsu, la WWWC consigue una invitación para Jun y para su nuevo compañero: Jackie Chan… No, perdón, ya he vuelto a confundirlos… Lei Wulong, detective hongkonés.
Mientras tanto, comienzan las intrigas en casa de los Mishima, con Lee Chaolan, hijo adoptivo de Heihachi, tramando y maquinando para hacerse con el control de la Mishima Zaibatsu (y agradezco un Lee mucho más serio que el presuntuoso y ‘fabuloso’ de los juegos); y Kazuya planeando matar a Heihachi, porque que te tiren de un precipicio y luego te posea un demonio (tal y como nos cuenta otro flashback) te vuelven rencoroso. Al mismo tiempo, Kazuya tiene que evitar que una asesina enviada por Lee, Nina Williams, trate de matarlo, y escapar tirándose al mar desde la habitación del hotel donde está.
No. No me lo estoy inventando. Kazuya hace un puñetero salto del ángel para evitar la explosión de su habitación.
Tampoco me invento que la hermana y rival de Nina, Anna, hace un desnudo gratuito en la ducha para luego enrollarse con Lee. Buscadlo vosotros si queréis, pero tampoco es para tanto.
Y a la hora de zarpar hacia la isla de Mishima, aparece Jack, un tipo grandote, musculoso y robótico acompañado de una niña muy frágil, Jane, y se unen al torneo (bueno, Jack es el que se une, no vamos a poner a una niña enferma a pelear). Kazuya se les une más tarde en el barco, tirándose desde un puente hasta la cubierta. Este hombre ya está tan acostumbrado a caerse de sitios altos que lo ha convertido en una adicción.
También vemos cómo Jun y Kazuya se reúnen tras tantos años, reviven su trágico pasado común, cómo ella siente la presencia maligna que hay en él y, por supuesto, evitar que las hermanas Williams los maten. Bueno, en realidad que Anna trate de matar a Kazuya, Jun y Nina con un bazooka.
Imaginad la escena: un gimnasio, una asesina, un tipo descamsiado con cejas enormes, una chavala de buen corazón y una furcia con traje de gala disparando un bazooka.
… Esperad, hagamos una pausa, que seguro que lleváis un buen rato leyendo todo esto con cara de “¡¿qué cojones es esto?!”. Está claro que si no os suena nada Tekken estos nombres os suenen menos todavía, pero vamos por partes, con lo visto hasta ahora:
- Kazuya: Antihéroe trágico con sed de venganza.
- Jun: Heroína y supuesto interés romántico que no es tal.
- Lei: Secundario del montón.
- Heihachi: Malo maloso.
- Lee: Malo maloso en las sombras.
- Nina: Asesina a sueldo macizorra.
- Anna: Asesina y putón.
- Jack: Robot terminator lo-que-sea.
- Jane: Niña enferma de mirada inquietante.
Vale, ya hemos cubierto buena parte del reparto… Luego el resto de personajes de Tekken hacen cameos de pocos segundos (o reciben hostias como Bruce Irvin, Baek Doo San y Ganryu). La única con cierta presencia es Michelle Chang (mitad nativa americana, mitad china, toda una MILF en Tag Tournament 2), con su historia también de venganza hacia Heihachi. De hecho, protagoniza junto a Heihachi LA ESCENA de la película.
Una vez en la isla y a punto de comenzar el torneo, Michelle le lanza un hacha (que trata de ser un tomahawk… y fracasa miserablemente) a Heihachi. Hacha que Heihachi para y destroza… ¡con los dientes!
Y nuestros investigadores se dividen: mientras Jun se va a pelear al torneo para llegar directamente a Heihachi, Lei se infiltra en las instalaciones de la isla, donde se topa con Jack y Jane, que también van para allá. Tras destrozar a unos robots y descubrir los experimentos de la Mishima Zaibatsu, conocen al doctor Bosconovitch. Jack revela que Bosconovitch es el único que puede curar a Jane, y que es el creador de Jack. El doctor convirtió a un robot asesino en un grandullón afable y con conciencia, pero que te machacará el cráneo como hagas algo malo. Otro de esos clásicos de los años 80 y 90.
(Espero que estéis apuntando los topicazos, que luego esto va a examen.)
En el torneo, Kazuya, Jun y Michelle avanzan con peleas de pocos segundos. Aquí nos encontramos con algo que uno no puede esperarse de una película que se digne de llevar el nombre de Tekken: hasta ahora hemos tenido peleas muy cortas y asaltos de las Williams que implican más el uso de armas que de pelea cuerpo a cuerpo. Tal vez sea por no eternizar la película o porque con una animación tan limitada uno no pueda esperar más, pero esto es así.
Ah, y de repente aparecen dinosaurios con camuflaje creados por la Mishima Zaibatsu, y… ¿Qué? ¿Que no me lo invente? Ojalá me lo estuviera inventando: deinonychus clonados, todos ellos llamados Alex, capaces de volverse invisibles. Y si estáis pensando por el nombre en el simpático Alex de los juegos, olvidaos.
Estos bichos se meriendan a Anna en medio de su reyerta con Nina (y sí, la rubia sobrevive), pero no pueden hacer nada contra Kazuya, que empieza a desatar su fuerza e ira para desgracia de Jun (de pronto Michelle desaparece de escena). Tras una breve pelea contra Lee, toca la lucha contra el jefe final: Heihachi. Y queda claro que Heihachi está muy por encima, mientras que le explica a Jun que él está aquí para liderar al mundo en una nueva era donde la fuerza y el honor imperen. Otro tópico que tenemos que añadir a la lista, el del supuesto salvador de la Humanidad que usa la fuerza y la mala leche como requisitos para postularse como tal.
Y a esto que un rencoroso Lee activa la autodestrucción de la isla; Lei, Bosconovitch y Jane consiguen huir gracias al sacrificio de Jack (es lo que tienen los robots como Jack o el T-800); y Kazuya vence a Heihachi cuando todo parecía perdido. Y cuando Kazuya va a rematar a su padre, Jun intenta salvar a Kazuya de su propia ira, recurriendo otra vez a su pasado. Y sí, consigue reformarlo. En poco más de 3 minutos consigue liberar a Kazuya de su influencia maligna. Tal cual. ¡A esta chica no le ganan en exorcismos!
Al final, Kazuya y Jun se salvan junto a algunos luchadores, Lei los saca de la isla y Heihachi huye en un caza que ha ido expresamente a recogerlo. Y el epílogo, muy corto, nos presenta a Jun con su hijo HitoshiJin (olvidad esa metedura de pata en la traducción de la película, por favor). Y ya está.
En general es una película con un diseño y una animación muy mejorables, incluso para los estándares de los años 90, peleas que dejan mucho que desear para basarse en un juego de lucha, y una historia llena de topicazos de libro que mezcla las tramas principales de los dos primeros Tekken (vamos a suponer por un momento que los juegos de lucha tienen historia) más los elementos estúpidos de estos juegos, solo que potenciados. Y con eso me refiero, por supuesto, a los dinosaurios invisibles. El detalle de la historia entre Jun y Kazuya, y cómo ella trata de redimir al hijo de Heihachi al menos tiene potencial, la intención es buena y la ejecución, aunque tópica, no es tan terrible, aunque sí apresurada.
Así que ¿es mala? No, ya digo que es muy mediocre, es película de ver y olvidar. Aunque nos quedaremos con la imagen de Heihachi y el hacha para los restos.
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